¿Qué significa tolerar la frustración?
Se puede entender como la capacidad para manejar de manera activa, consciente y positiva una situación que nos causa estrés o que interpretamos como adversa o no deseada.
En este proceso influye la capacidad de autocontrol y autorregulación para soportar, resistir e influir sobre las situaciones problemáticas, sin dejarse llevar por los estados emocionales intensos, pudiendo elegir poner en marcha acciones y recursos propios para resolver estas experiencias de manera efectiva y desde otra postura más optimista.
Entendido, ¿Cómo se logra?
Para alcanzar un estado de tolerancia a la frustración que nos permita vivir en sintonía, es necesario trabajar estas áreas:
- Autorregulación emocional
Esto nos permite ajustar el estado emocional a la realidad. Debemos conocer en profundidad nuestros estados emocionales para poder adaptarnos al ambiente flexibilizando nuestras emociones, al contrario del concepto rígido socialmente utilizado de controlar las emociones o impulsos (Lozano, Salinas, y Carnicero, 2004). Claro está que preferimos más unos estados emocionales que otros, y la autorregulación nos va a permitir que se den, en mayor medida, esos estados preferidos.
¿Qué necesito para autorregularme emocionalmente?
- Seleccionar la situación. Se refiere a la capacidad de acercarse o alejarse de manera consciente de determinadas situaciones, personas u objetos con el objetivo de influir en nuestras emociones.
- Modificar la situación. La persona se adapta a la situación para modificar su impacto emocional.
- Despliegue atencional. Centrar la atención en un aspecto de la realidad que se está viviendo.
- Cambio cognitivo. Hace referencia a la capacidad que tiene una persona de elegir qué significado tiene una situación determinada para sí misma.
- Modular la respuesta. Se refiere a la capacidad que tiene una persona de influir en el propio comportamiento o acción una vez se ha iniciado. Esto hace referencia a la respuesta emocional.
- Control de impulsos
Esto nos permite resistir o posponer un impulso, energía o tentación de actuar ante una determinada situación. El hecho de aceptar y controlar los impulsos nos predispone a desarrollar una conducta más responsable y serena. Cuando este mecanismo falla, el enfado, puede llevar a la persona a perder el control de sí misma y actuar de manera explosiva, impredecible, violenta y/o abusiva.
- Flexibilidad del yo
Esta habilidad nos permite adaptar y ajustar las propias emociones, pensamientos y conductas en diferentes situaciones cambiantes, no predecibles y desconocidas. Nos ayuda a resolver conflictos, mantener posturas, ideas y creencias de manera ágil, sinérgica, abierta y tolerante. Nos predispone a cambiar y/o mejorar si estamos equivocados.
- Habilidades sociales
Existen comportamientos que nos facilitan responder ante una sociedad de manera sana y armónica, y evita comportamientos violentos, competitivos y agresivos. Entre estas habilidades podemos incluir: la escucha activa, la empatía, la autoestima, la solidaridad, la capacidad de expresar ideas, creencias y valores, valorar al otro, actuar con reciprocidad, y la capacidad de pedir perdón, entre otras.
Referencias
Lozano, A., Salinas, G., & Carnicero, C. (2004). Aspectos evolutivos de la autorregulación emocional en la infancia. Anales de Psicología, Servicio de publicaciones de la Universidad de Murcia (España). vol 20 nº 1, 69-79.
Russián, G., & Rodríguez, L. (2010). Influencia de la satisfacción de sí mismo y la autorregulación emocional, en cuanto a la tolerancia a la frustración, control de impulsos y flexibilidad del yo sobre las actitudes prosociales ante situaciones de agravio en adolescentes. Universidad Católica Argentina.